"Los que prestan servicio siempre procurarán complacer a Dios y vivir en armonía con Él; estarán llenos de paz y tendrán un semblante alegre y un espíritu de bondad. Los que prestan servicio se esforzarán por ennoblecer, edificar y elevar a sus semejantes; por lo tanto, siempre encontrarán lo bueno en los demás y no tendrán motivos ni tiempo para ofenderse; cultivarán la virtud de orar por los que critican y no esperarán recibir reconocimiento ni recompensa. Esas personas poseen el Espíritu de Cristo. Los que prestan servicio aún en la adversidad siempre mantendrán viva la esperanza de un futuro mejor. En medio de la crisis se mantendrán firmes porque su esperanza está puesta en Cristo." (Elder Carlos H. Amado, Liahona mayo 2008, pág. 36)